La luz indirecta en el salón es un elemento imprescindible para la decoración de esta estancia, porque ayuda a crear varias texturas o ambientes con los que conseguir un espacio más agradable que combine funcionalidad y estética.
La iluminación indirecta se puede aplicar en el techo, en las paredes o incluso en el suelo, siempre que cumpla con un objetivo claro, que sea una fuente lumínica secundaria, accesoria a la iluminación directa.
Qué es la luz indirecta y sus ventajas
La iluminación indirecta en el salón, así como en otras estancias de la vivienda, se aplica a todas aquellas luminarias que ofrecen luz y que no quedan a la vista, aparecen ocultas en el techo, los muebles o las paredes, sin generar sombras.
La luz indirecta en la pared, a través por ejemplo de tiras LED, genera un ambiente más agradable y ofrece al salón un clima más cálido. La clave de este tipo de iluminación es que se dispersa de manera muy difusa, lo que contribuye a ampliar visualmente los espacios.Por este motivo, el uso de iluminación indirecta en el salón es especialmente aconsejable en estancias con dimensiones reducidas.
Por su parte, instalar luz indirecta en el techo o en el suelo, evita los deslumbramientos que sí genera la luz directa, lo que hace que sea más cómoda para la vista.
A todo esto hay que sumar como ventaja su versatilidad. Un ejemplo es la luz indirecta hacia el suelo, para señalar zonas de paso o muebles, y facilitar el tránsito.
Cómo puedes conseguir un buen diseño de luz indirecta en el salón
El salón es la mejor estancia para colocar luz indirecta, pues se trata de un espacio de la vivienda donde pasamos muchas horas descansando y con la familia. Por ello hay que buscar fórmulas que faciliten el confort visual.
Tiras LED en el techo para proveer de luz indirecta
Una opción muy habitual en reformas y decoración de interiores es aprovechar las molduras de los techos. Ahí se pueden colocar en el techo o bien entre techo y pared. Esta misma idea se puede trasladar a algunos muebles, como por ejemplo estanterías o librerías, en la zona inferior de cada balda.
La idea es que la luz se refleje en el techo o en las zonas accesorias sobre las que se dirige pero sin generar sombras ni malestar visual.
Lámparas de pie para reforzar la iluminación directa
Una segunda propuesta es reforzar la iluminación general con lámparas de pie, que irán colocadas en zonas estratégicas como un rincón de lectura, junto al sofá o cerca de las estanterías. La finalidad es que sirvan de acompañamiento y permitan realizar actividades de confort, actuando en este caso como luz focal para tareas más concretas.
La luz indirecta en el salón es una vía más para sacar partido de la iluminación, pero con esta ganamos en confort visual. Cuando la quieras integrar en cualquier pared, en el techo o incluso en el suelo, deberás estudiar la distribución de los muebles y las ventanas, así como el resto de fuentes de luz que llegan hasta la estancia.
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