La
iluminación del escritorio es un elemento clave para ganar en productividad en las tareas que se ejecutan en él, ya sean formativas, laborales o de carácter creativo, pero también es importante para evitar problemas de salud y fatiga visual, pues no debemos olvidar que frente al ordenador y sentados en la mesa se pasan muchas horas al día.
Cómo iluminar un escritorio
Un buen primer paso es disponer de
suficiente luz natural, lo que implica diseñar el espacio de trabajo para que eso sea posible. Bastará con
ubicar el escritorio cerca de una ventana y que la luz del sol entre de un costado, evitando que las sombras oscurezcan el teclado, los libros, apuntes, documentos o la propia pantalla.
Las ventanas son buenas aliadas mientras que
las persianas ayudan a regular la luz que entra. No obstante, cuando la iluminación natural no es suficiente, trabajamos hasta tarde o en horario vespertino, hay que hacer uso de la iluminación artificial. Lo más recomendable es
iluminar por niveles y no depender de un solo foco de luz, pues esto termina siendo improductivo e incluso dañino a nivel saludable.
Iluminación perfecta para usar el ordenador
La iluminación artificial consigue que el espacio sea más cómodo, esté mejor iluminado y mejore la productividad. Es frecuente hablar de
tres niveles para dotar de buena luz a un espacio de trabajo en la oficina o el despacho:
luz general, luz de acento y luz de escritorio.
Luz general para la iluminación del escritorio
Es la clásica iluminación global, la que permite la visibilidad en toda la estancia y se dirige de arriba hacia abajo. Las luminarias a utilizar son
lámparas colgantes en el techo o las paredes y también plafones.
Son preferibles los plafones, pues las luminarias colgantes presentan un ángulo de apertura bajo que da lugar a una iluminación insuficiente.
Iluminación de acento
La luz de acento
complementa a la iluminación general. No es en sí una lámpara para el ordenador sino una luminaria con carácter decorativo que tiene como objetivo centrar la atención en un objeto en particular.
Para este tipo de iluminación se utilizan mucho los
proyectores en carril. Si se utiliza bien, puede dar profundidad a diferentes elementos, como
una estantería, el proyector en el que ver películas o jugar a videojuegos o simplemente como apunte estético.
Luz para PC o luz de escritorio
El nivel final es la iluminación de escritorio. Aquí aparece la típica
lámpara para PC que ilumina el área de trabajo. Se puede ubicar sobre la mesa, en una repisa o fijadas a la pared, tipo a las
lámparas flexos que puedes
ver aquí. La elección de su posición va a depender de si somos zurdos o diestros. Además, se aconseja
utilizar una luz que no apunte directamente a la pantalla, que sea tipo LED y que pueda regular su intensidad. Más allá de esto, es habitual acudir también a teclados que integran luz para PC.
El resumen final sobre la iluminación del escritorio es sacar partido de la luz natural y cuando haya que iluminar artificialmente, trabajar bien esos tres niveles, con luminarias tipo LED que se puedan regular en potencia y temperaturas neutras, entre 3000 y 4000 grados Kelvin.